Presentación de un nuevo libro
Organizado por el Centro Empleados de Comercio de Rafaela y Ediciones Al Margen, de La Plata, se realizo un acto durante el cual fue
presentado mi libro de cuentos “Historias
de proezas y derrotas”.
La conducción del acto
estuvo a cargo de la Licenciada en Comunicación Social Macarena Manavella. La
profesora Ana María Colombo efectuó la presentación del libro y dialogó conmigo. También se refirió a la obra, publicada por Ediciones Al Margen ,
de La Plata, su director, el señor Raúl Ordenavía. Asimismo se proyectó un video sobre diversos aspectos de mi vida.
El acto se llevó a cabo el viernes 16 de diciembre de 2016, a las 20:00, en la Biblioteca “Sarmiento”, del Centro Empleados de Comercio, Güemes 144, de nuestra ciudad.
El texto de la contratapa del libro expresa:
La
ambición por el poder y la gloria, el conjuro de traiciones y desafíos casi
demenciales, la lucha generada por el anhelo de conquistar un territorio o
sojuzgar a una población, son algunas de las contingencias que presentan los
catorce cuentos de este volumen. El muestrario de hechos y personajes alterna
entre un tiempo cercano -la guerra de las Malvinas, la última dictadura que
imperó en nuestro país- y otro más lejano, cuando la llegada de los
conquistadores generó feroces y sangrientos conflictos en diversos sitios de
Latinoamérica.
El
coraje y la altivez, la valentía y la fiereza, pero también la frustración, el
arrepentimiento y el miedo van encontrándose y desencontrándose entre fusiles,
persecuciones y escaramuzas, en estos relatos que conforman un incisivo planteo
sobre el tema dominante de la narrativa de Balzarino: el destino trágico del
hombre.
El
logrado ensamble entre realidad y ficción a través de la recreación literaria
de episodios históricos ratifica en buena medida el concepto que expresara
Marco Denevi: Si nosotros supiéramos del ser humano a través de lo que
recoge la historia, e incluso las ciencias, sabríamos muy poco. La literatura
colma el vacío porque se ubica en el plano individual, en el del hombre
concreto de carne y hueso.
Diario La Opinión
17/12/2016 Emilio Grande (h.)
Presentaron nuevo libro de cuentos de Balzarino
Se
trata de “Historias de proezas y derrotas” con una mirada sobre personajes del
pasado latinoamericano y europeo.
Anoche presentaron el nuevo libro de cuentos “Historias de
proezas y derrotas”, del escritor rafaelino Angel Balzarino, en la Biblioteca
Sarmiento, organizado por el Centro Empleados de Comercio de Rafaela y
Ediciones Al Margen de La Plata, ante un buen marco de público.
La conducción del acto estuvo a cargo de la licenciada en Comunicación Social Macarena Manavella, quien destacó el coraje, la altivez, las situaciones inesperadas, el encontrarse con fusiles, las persecuciones; el planteo muestra el destino trágico del hombre.
También se refirió a la obra, publicada por la citada Ediciones Al Margen, su director Raúl Ordenavía, quien vino por tercera vez a nuestra ciudad: "es un placer, un gusto venir a Rafaela", dijo. Recordó un diálogo reciente con Balzarino, a a quien le preguntó si tenía algo para publicar, respondiendo que no tenía nada..."Después me mandó para leer una serie de cuentos muy bellos y disfruto leyendo", agregó, mencionando que también se enteró que lo habían elegido ciudadano ilustre (el 6 de octubre pasado fue distinguido por el Concejo Municipal). "Espero seguir viniendo y que Angel no proteste tanto para darnos los originales para corregir", ironizó.
A su turno, la profesora Ana María Colombo efectuó la presentación del libro con una crítica pormenorizada. Se trata de una encrucijada trascendente con pensamiento y acción, tribulaciones, algo sucede en el hombre, lo develan las proezas y las derrotas, en un contexto de historia americana y europea desde el siglo XV hasta el siglo XX.
En otra parte, destacó las lecturas y los hechos de la imaginación del autor con personajes históricos como Pizarro, Pedro de Mendoza, Cristóbal Colón, Tupac Amaru, Facundo Quiroga Chacho Peñaloza, Manuel Belgrano, Estanislao López, entre otros, o también personajes anónimos de soldados, indios, gauchos. En la historia es importante la categoría de la espera entre acechar o ser acechado, vivir o morir. Es un honor para la ciudad contar a Balzarino para enriquecer a la literatura, concluyó.
Otro momento fue la lectura de un cuento sobre "un viejo soldado" a cargo de la mencionada Manavella, en el que aborda las peripecias de la vida de un soldado anónimo que estuvo cerca del General Belgrano, en la que aprendió a ser hombre durante más de 50 años... hasta que un día claudicó, llegando inclusive a viajar al homenaje de aquel en Plaza de Mayo.
Luego se abrió el juego con el diálogo entre Colombo con el autor, contando Balzarino varias anécdotas interesantes como por ejemplo el día que Lavalle fue a visitar a Rosas en su campamento, pero este no estaba; al día siguiente Rosas lo fue a despertar con un mate...
También se le preguntó sobre situaciones límites: sinsabor, decepción o gratificación. Respecto a los primeros, "cuando un cuento no es premiado y sobre la última cuando es decoroso y recibo algunos comentarios favorables", comparó. A partir de ese instante entraron en conversación algunas personas que colmaron la emblemática biblioteca.
Finalmente se proyectó un video titulado "El escritor de la Florida", a cargo de alumnos de Comunicación Social de UCES, sobre diversos aspectos de la vida del escritor, nacido en Villa Trinidad en 1943, radicado con su familia en Rafaela en 1956, se hizo socio de la Biblioteca Sarmiento y empezó a frecuentar la entonces novata librería El Saber, apareciendo testimonios del propio Balzarino, Vicente Dómina, Margarita Oliva, Virginia Tessio; se mencionaron los premios, el primero en 1968 de la Asociación Santafesina de Escritores, que frecuentaba al poeta Mario Vecchioli, que era un lector voraz de leer 2 o 3 libros cuando trabajaba en el Obispado de Rafaela, que estuvo en el grupo fundador de ERA, siendo su primer presidente en 1971.
La conducción del acto estuvo a cargo de la licenciada en Comunicación Social Macarena Manavella, quien destacó el coraje, la altivez, las situaciones inesperadas, el encontrarse con fusiles, las persecuciones; el planteo muestra el destino trágico del hombre.
También se refirió a la obra, publicada por la citada Ediciones Al Margen, su director Raúl Ordenavía, quien vino por tercera vez a nuestra ciudad: "es un placer, un gusto venir a Rafaela", dijo. Recordó un diálogo reciente con Balzarino, a a quien le preguntó si tenía algo para publicar, respondiendo que no tenía nada..."Después me mandó para leer una serie de cuentos muy bellos y disfruto leyendo", agregó, mencionando que también se enteró que lo habían elegido ciudadano ilustre (el 6 de octubre pasado fue distinguido por el Concejo Municipal). "Espero seguir viniendo y que Angel no proteste tanto para darnos los originales para corregir", ironizó.
A su turno, la profesora Ana María Colombo efectuó la presentación del libro con una crítica pormenorizada. Se trata de una encrucijada trascendente con pensamiento y acción, tribulaciones, algo sucede en el hombre, lo develan las proezas y las derrotas, en un contexto de historia americana y europea desde el siglo XV hasta el siglo XX.
En otra parte, destacó las lecturas y los hechos de la imaginación del autor con personajes históricos como Pizarro, Pedro de Mendoza, Cristóbal Colón, Tupac Amaru, Facundo Quiroga Chacho Peñaloza, Manuel Belgrano, Estanislao López, entre otros, o también personajes anónimos de soldados, indios, gauchos. En la historia es importante la categoría de la espera entre acechar o ser acechado, vivir o morir. Es un honor para la ciudad contar a Balzarino para enriquecer a la literatura, concluyó.
Otro momento fue la lectura de un cuento sobre "un viejo soldado" a cargo de la mencionada Manavella, en el que aborda las peripecias de la vida de un soldado anónimo que estuvo cerca del General Belgrano, en la que aprendió a ser hombre durante más de 50 años... hasta que un día claudicó, llegando inclusive a viajar al homenaje de aquel en Plaza de Mayo.
Luego se abrió el juego con el diálogo entre Colombo con el autor, contando Balzarino varias anécdotas interesantes como por ejemplo el día que Lavalle fue a visitar a Rosas en su campamento, pero este no estaba; al día siguiente Rosas lo fue a despertar con un mate...
También se le preguntó sobre situaciones límites: sinsabor, decepción o gratificación. Respecto a los primeros, "cuando un cuento no es premiado y sobre la última cuando es decoroso y recibo algunos comentarios favorables", comparó. A partir de ese instante entraron en conversación algunas personas que colmaron la emblemática biblioteca.
Finalmente se proyectó un video titulado "El escritor de la Florida", a cargo de alumnos de Comunicación Social de UCES, sobre diversos aspectos de la vida del escritor, nacido en Villa Trinidad en 1943, radicado con su familia en Rafaela en 1956, se hizo socio de la Biblioteca Sarmiento y empezó a frecuentar la entonces novata librería El Saber, apareciendo testimonios del propio Balzarino, Vicente Dómina, Margarita Oliva, Virginia Tessio; se mencionaron los premios, el primero en 1968 de la Asociación Santafesina de Escritores, que frecuentaba al poeta Mario Vecchioli, que era un lector voraz de leer 2 o 3 libros cuando trabajaba en el Obispado de Rafaela, que estuvo en el grupo fundador de ERA, siendo su primer presidente en 1971.
Algunas fotografías del acto
*****
Me es muy grato invitarlos a leer la nota que sobre mi último libro
publicó el querido amigo Carlos Roberto Morán en su Blog NOTICIAS DESDE EL SUR:
Santa Fe, viernes 20 de enero de 2017
"Historias
de proezas y derrotas", de Ángel Balzarino. Las ambigüedades de la
historia. Entrevista al autor
Composición: Gerardo Morán |
Ediciones al Margen, La Plata, 2016, 101 páginas.
En Argentina: 150 pesos.
En los “arrabales últimos”, como diría
Borges, donde se disputaron batallas, escaramuzas, asaltos, asesinatos y –también- actos de verdadera entereza, surgieron personajes
que la propia Historia fue destacando a lo largo de los años. Ya se debiese a
su heroicidad o su cobardía, su entrega a la gesta y su traición a los suyos.
En la Viña del Señor, donde suele haber de todo, hay lugar para los fracasos y
los triunfos, para la lealtad o la maldad. Porque es de esa forma cómo los
seres humanos han aportado a su propia historia. Y sobre proezas y derrotas nos
habla largamente el argentino Ángel Balzarino en su más reciente libro de
cuentos.
Acerca de la
Historia misma, en contratapa se recuerdan palabras del siempre vigente Marco
Denevi: “Si nosotros supiéramos del ser humano a través
de lo que recoge la historia, e incluso las ciencias, sabríamos muy poco. La
literatura colma el vacío porque se ubica en el plano individual, en el del
hombre concreto de carne y hueso”.
Pero el libro
tiene un segundo añadido en las palabras medulares de otro inolvidable autor,
José Saramago: “Lo malo de las victorias es que no son
definitivas. Lo bueno de las derrotas es que tampoco son definitivas”. Sobre ambos andariveles, es decir la historia que “verdaderamente” puede contarse a
través y por medio de la literatura y las ambigüedades de los triunfos y las
capitulaciones, se desarrollan los relatos de Balzarino.
Las ficciones
(en la mayoría de los casos basadas en hechos reales) que nos cuenta el
escritor rafaelino ubican a los distintos personajes en situaciones límites,
luego de haber participado del fragor de la batalla, de haber gozado de los
triunfos teñidos por la sangre y, ya en el momento último de sus existencias,
cuando deben esperar las sentencias inapelables de la vida, las derrotas que
suelen ser las verdaderas y concluyentes compañeras de sus triunfos.
Excepcionalmente,
dos personajes históricos “se cuelan”
entre los argentinos rescatados por Balzarino: Cristóbal Colón y Túpac Amaru,
ambos viviendo sus horas más oscuras. Pero en la “galería” los hay más próximos a la realidad argentina: como el
catamarqueño Felipe Varela, llamado “el quijote” por sus ideales que chocaban contra la hostil realidad, los
caciques Calfucurá y Catriel, Santos Pérez, quien encontrará la muerte
por haber asesinado al caudillo Facundo Quiroga, los generales Rivas y Anacleto
Medina, personajes secundarios en la historia nacional y, por fin, más acá en
el tiempo, algunos episodios tomados de la Guerra de las Malvinas, un suceso
bélico que dejó profundas huellas en la Argentina contemporánea, dado lo
extemporáneo de su realización, las vilezas de la mayoría de los jefes
militares y los notables actos de heroicidad de una guerra que me sigue
pareciendo tan cruel y gratuita como inverosímil.
Sobre su
libro, las intenciones de sus relatos y la propia historia, dialogamos con
Balzarino:
-El pasado
mes de octubre me llamó Raúl Ordenavía, director de Ediciones Al Margen, de La
Plata, para solicitarme material para editar un libro, el tercero por su parte,
ya que anteriormente me había publicado El
hombre acechado, en 2009, y La sangre para ellos son
medallas, en 2011. Dado que deseaba presentar el nuevo libro antes de que
terminara el año -2016-, debí revisar con bastante premura los cuentos que
tenía disponibles. Advertí entonces que la mayoría eran textos históricos y,
por lo tanto, guardaban la coherencia que siempre me propuse al armar un libro
de cuentos. De manera que este libro tiene similar unidad de recreación
histórica que otros tres anteriores: La
visita del general (1981), La casa y el exilio (1994) y Hombres y hazañas (1996).
-¿La Historia como tal, es un pretexto narrativo o se encuentra usted muy
interesado en estudiarla y comunicarla?
-Entre la lectura intensa y apasionada de novelas, cuentos, ensayos,
biografías, ocuparon un destacado lugar los libros de historia. Creo que
durante varios años lo hice simplemente por gusto e interés, hasta el momento
en que me atrajo poderosamente un detalle relacionado con la visita que el
general Juan Lavalle efectuó al campamento de Juan Manuel de Rosas en la
Estancia El Pino con el fin de llegar a un acuerdo de paz. Como Rosas no se
encontraba allí, Lavalle pidió una habitación para pasar la noche y esperarlo.
Por la mañana, al enterarse de la presencia de Lavalle, Rosas envió a un
soldado para que lo despertara con un mate. De inmediato este dato me pareció
excelente como desenlace para un cuento. La idea me persiguió mucho tiempo,
seis o siete años. Hasta que, de improviso, cuando la revista Bibliograma, de Buenos Aires, a
la que estaba suscripto y recibía mensualmente, organizó en 1977 un concurso de
cuentos destinado a temas argentinos, comprendí que había llegado el momento de
escribirlo. Urgido por el tiempo, ya que en menos de dos meses vencía el plazo
para presentar los trabajos, investigué sobre todo lo que había ocurrido antes
de que Lavalle fuera despertado con un mate y escribí el cuento “La visita del general”. Fue premiado e integró el libro Cuentos del Concurso Gaspar L.
Benavento. Alentado por tan buen resultado, desde entonces la vertiente de
carácter histórico me ha nutrido de material para elaborar numerosos
relatos.
¿Puntos de
partida?
-En los cuentos de su nuevo libro, aparecen personajes
fácilmente identificables para el lector argentino, como por ejemplo Felipe
Varela, pero hay otros que el tiempo ha desdibujado en la memoria colectiva,
como ocurre con el general Anacleto Medina. ¿Considera que con los datos que aporta en
estas ficciones el lector tiene elementos suficientes para interpretar los
textos o los ofrece como puntos de partida para motivar a que se indague más
sobre la misma Historia?
-No tengo el
propósito de ofrecer datos fidedignos ni impulsar el interés por conocer más a
fondo sobre hechos y personajes que tuvieron cierta relevancia en la Historia.
La reacción dependerá de cada lector. Por mi parte, al experimentar un especial
atractivo por algún episodio o personaje, trato de efectuar la recreación
literaria a través de un cuento que tenga, por sí mismo, la intensidad, el
efecto, la más perfecta estructura. Aspiro a crear una obra con entidad propia
y, en la medida de lo posible, completamente personal. Al evocar vivencias de
hombres y mujeres de otros tiempos, procuro indagar en el interior de cada uno
de ellos para descifrar lo que pensaban y sentían ante los temas fundamentales
de la vida: el amor, el miedo, la soledad, el odio, la muerte. Reflejar, sobre
todo, los problemas
derivados del corazón humano en conflicto consigo mismo que, según la óptica
del escritor William Faulkner, “son los únicos de donde
puede surgir una buena literatura, por ser de ellos de los únicos que vale la
pena escribir, con todas las angustias y sudores que el abordarlos supone”.
-Todos los
cuentos con una génesis histórica me obligan a una profunda investigación sobre
el personaje o el episodio que voy a recrear para determinar el mejor modo de
plasmarlo en un cuento. Siempre me ha preocupado lograr el punto de vista
adecuado para desarrollar una historia. En este sentido creo que el último
relato del libro, “De cuerpo presente”,
fue el que me demandó más trabajo y esfuerzo por las diversas voces que
intervienen para narrar el momento de la ejecución de Túpac Amaru -la del
propio jefe incaico, la del visitador general de los conquistadores, la de un
matrimonio que se encuentra entre las personas reunidas en la plaza para ver la
ceremonia-, en un texto
compacto, sin punto y
aparte.
-Los caudillos en la Argentina o gozan de mucha fama y
adhesiones o son motivo de fuertes críticas. Como en uno de los cuentos llama “quijote” a Felipe Varela quería saber qué lo llevó
a un calificativo de ese tipo, que resulta tan categórico.
-Al recopilar
datos sobre Felipe Varela me pareció que muchas características de su vida
-cierto tinte aventurero en sus acciones, el permanente afán de luchar por sus
ideales, el deseo de defender causas que consideraba justas, desinteresado de
sus bienes personales en aras de ayudar a su pueblo-, lo asimilaban bastante a
la conducta del Caballero de
la triste figura. De manera que decidí utilizar ese calificativo para
designar a Felipe Varela.
Las
contradicciones de la historia
-En los relatos, hay una constante correlación entre
triunfos y derrotas. El que ha triunfado a poco andar debe asistir a su caída y
a la inversa, tal como si nos dijera que la vida presenta dos caras
contradictorias, antagónicas, que están en constante movimiento. ¿Comparte esa interpretación? Y si es así, ¿sería ese el sentido último que guardan sus
cuentos?
-Los momentos
de triunfos y derrotas aparecen en casi todos los relatos. Esas caras
antagónicas resultaban bastante comunes en los personajes evocados en el libro,
debido a las constantes bregas en que se jugaban la vida. Pero creo que también
se encuentran muy vigentes en cualquiera de nosotros cada vez que nos debatimos
entre el anhelo de triunfar y el miedo de sufrir una cruel derrota cuando
llevamos a cabo un trabajo, soñamos con concretar un proyecto o estamos
pendientes de alguna importante noticia. Pese a quedar plasmados con mucha
fuerza tales rasgos, no me propuse que fuera el sentido último de esos relatos.
Ya se trate de textos de carácter histórico, surgidos de alguna vivencia
personal o por impulso de una noticia periodística, siempre trabajo con el
mayor ahínco y dedicación para realizar una obra lo más lograda posible, sin
especular sobre las interpretaciones que pueda generar.
-Considero muy
adecuadas las palabras de Marco Denevi en cuanto a lo que pretendo cada vez que
incursiono en la recreación de aconteceres históricos. Pero no podría citar
sólo a un escritor determinado como acompañante de esos momentos. Me parece más justo
y correcto mencionar a varios escritores que siento muy cercanos, al elaborar
esos relatos o cualquier otro, los cuales ya están consustanciados con mi vida
y que, a través de las permanentes relecturas, siempre me enriquecen y revelan
algo nuevo: Jorge Luis Borges, Juan Carlos Onetti, William Faulkner, Julio
Cortázar.
Link para el blog:
http://morannoticiasdesdeelsur.blogspot.com.ar/
Comentario
sobre “Todos amábamos a Virginia Crespi”, datos del autor, enlaces de Internet, entrevista y
reportaje tomado de YouTube
*****
Suplemento La Palabra
Rafaela, 25 de febrero de 2017
Editorial
Cuentos en busca de un triunfo
La historia es su aliada desde los comienzos de su vida de escritor. Los
hechos seleccionados del acontecer de los humanos fueron propicios para que se
vayan moldeando personajes, vivencias, desenlaces, y fundamentalmente suspenso
en cada narración. Autor generoso en obras y reconocido desde siempre por
instituciones literarias pero más aún por los lectores. Su nuevo libro fue
presentado en sociedad y en esta edición compartimos lo que se expresó en
oportunidad de darlo a conocer incluyendo las palabras de nuestro entrevistado
como protagonista de ese momento destacado de su vida.
Raúl Alberto Vigini
Proezas… hazañas… Alea jacta est…*
LA PALABRA
por Ana María Colombo - profesora
de Lengua y Literatura
Una encrucijada, un momento en el cual, el aquí y ahora se vuelven
transcendentes: un pensamiento, una determinación, una acción, una tribulación…
El tiempo exacto en el que algo va a suceder, en el que hombre sabe que está
frente a su destino o en el que el destino, agazapado, se devela como una
proeza o como una derrota.
Y por otro lado pensamos en un concepto que aborda Ana M. Barrenechea cuando afirma: “Recuerdo, se emplea para nombrar el acto de recordar o lo recordado; memoria, designa la facultad de recordar. Varios puntos se han revelado como importantes en este enfrentarse de la memoria y el olvido”.
Y estos dos aspectos convergen en el espacio escriturario de Balzarino,
personajes que fueron parte de la historia americana y europea, nombrados,
reconocidos y otros anónimos -pero no por ello menos trascendentes-
enmarcados en un contexto histórico que como lectores vamos descubriendo. Un
tiempo que va desde el siglo XV -con atisbos de tiempos también más lejanos-
hasta el siglo XX. Y aparecen en las páginas en plano de contracara, de
contraluz, de antítesis; y vamos reconstruyendo a través de los nombres, de las
batallas, de la geografía… a quién o a quiénes ha elegido esta vez el escritor
para contar su historia. Para darle voz en esas instancias de incertidumbres o
de certezas que suceden allí, en las conquistas de nuestra América; en las
escaramuzas civiles; en las batallas de una incipiente Argentina emancipadora;
en la valentía del gauchaje curtido por la pampa y la desolación; en la
Argentina del olvido, de los desaparecidos y de la memoria para otros; en la
guerra austral congelada de esperanzas. Historias que dialogan, textos que
dialogan como lo dijo magistralmente Bajtín; el mosaico de citas del que habló
Kristeva. De una cuentística que responde a textos anteriores, a otros que
conviven y que será la cimiente de otros futuros. Dice Julia Kristeva “…el
campo en el que un texto se escribe es un campo ya escrito, esto es, un campo
estructurado -pero también de estructuración- y de inscripción. Desde esta
óptica, todo texto sería una reacción a textos precedentes, y estos, a su vez,
a otros textos, en un "regressus ad infinitum”. Por ello la lectura nunca será
ingenua, leeremos reescribiendo desde nuestras propias lecturas, desde la de
Balzarino, y de otros autores y hechos que alimentaron la imaginación del autor
y de nosotros los lectores.
Y nos encontramos en las páginas con Francisco Pizarro y el inca Atahualpa; Pedro de Mendoza, Catalina Pérez y Juan de Osorio; Cristóbal Colón; Túpac Amaru, Micaela y José Antonio de Areche; El general Rivas, Cipriano Catriel y Calfucurá; Facundo Quiroga y Santos Pérez; Felipe Varela, el Chacho Peñaloza, Taboada, la Tigra y ese pozo de Vargas; Belgrano y uno de los tamborileros de Tacuarí; Estanislao López y el general Anacleto Medina; el capitán Zárate y el joven soldado de Malvinas; el Coronel Marcial Galarza, la enfermera y una de las tantas NN que pare en cautiverio, y otros personajes (que ya irán descubriendo ustedes cuando lean este libro). Que están protagonizando su propia historia y con su propia voz. Una voz que irrumpe en la mayoría de los relatos en un estilo indirecto libre -un rasgo estilístico de Balzarino- es decir la voz contundente del personaje que se dimensiona en primera persona sin signo gráfico que nos lo anticipe; como también el paralelismo de las dos caras de la historia; o del quiebre temporal presentes en una diagramación y una tipografía, que nos exige una atención en esta reconstrucción lectora y subjetiva de ese relato histórico ficcionalizado.
Como dijera Umberto Eco en “Lector in fabula”, el lector es requerido por la obra para lograr decir algo más. Y que esto no podría resultar si en el propio texto no existieran esos “espacios en blanco” que deben ser llenados o rellenados mediante la propia interpretación y podremos dotar de significado propio al texto, al cual reescribimos leyendo. Entonces pensamos en esos nombres contundentes de los cuentos: Trampa para un caudillo - El prisionero - Antes de la caída - La gloria perdida - Los verdugos - La esperada venganza, entre otros; y los personajes de la historia que habitan esos relatos con su propia vida o con su muerte; con el dolor de la derrota o la sonrisa desafiante de la proeza que se creyó realizada: Un “Alea jacta est” la suerte está echada.
Historias en las que juega un rol importante la espera, ese “tempore”
que le ha macerado la herida de la venganza, del odio, del rencor, ha horadado
la pena del alma; avasallado por una memoria que atrincheró el olvido y se
cubrió de resentimiento. Y que certeramente el autor lo descubrirá, le correrá
el velo en el momento preciso en el que algo va a suceder.
Por otro lado si pensamos que la memoria es un espacio narrativo
que jamás es ingenuo como lo sostiene Elida Lois en los “Archivos de la memoria
escritural latinoamericana”, porque ya la tarea de selección y registro se abre
hacia una interpretación, por lo tanto esos personajes son también la memoria
del autor o lo que considera memorable de recordar o dar a luz en los cuentos,
pensar lo que pudo haber pensado como víctima o victimario en un juego de
roles.
Entonces estamos frente a una memoria duplicada, la del personaje y la
del autor, o del personaje que le replicó al autor en su pensamiento con una
mirada subjetiva sobre ese hecho que ahora es posible de narrarse, de hacerse
memorable.
El tiempo de espera antes de comenzar la tortura, quitarle al otro lo
más preciado, firmar la sentencia, acechar o ser acechado, traicionar o ser
traicionado, hacer justicia por mano propia, pagar la hazaña en la soledad del
olvido y la desesperanza. Parir el hijo y el grito simultáneamente porque
vendrá el vacío; truncar a sangre y fuego el espíritu libertario del hombre
originario, del gauchaje; o saciar la venganza por la llegada y arraso del
malón. Cada uno tendrá su motivo para vivir o morir, para matar o defenderse. Y
nosotros como lectores presenciaremos esa instancia crucial.
Estas historias de proezas y derrotas nos demuestran una vez más que la
literatura tiene un sitial de honor en nuestra ciudad, que el espacio
escriturario local tiene mucho para seguir haciendo y dándose a conocer.
Quisiéramos cerrar con una afirmación de Ernesto Sábato que representa
la maravillosa tarea de Angel y de otros escritores que permiten poner a la
literatura en el lugar de privilegio que merece estar: “La gran literatura es
generosa, cicatriza todas las heridas, cura todas las llagas y aun en los
momentos de humor más negro dice sí a la vida”.
Bibliografía:
BARRENECHEA, Ana María (2003) (Comp.) Archivos de la memoria, Rosario,
Beatriz Viterbo.
BARTHES, Roland (1994) “Escribir la lectura” en El susurro del
lenguaje, Buenos Aires, Paidos.
COLLA, Fernando (Coordinador CRLA, 2005) Archivos. Cómo editar la
literatura latinoamericana del Siglo XX, Centre de Rechercher
Latino-Américanes.
LOIS, Elida, Arachivos de la memoria escritural latinoamericana, pp.244-258.
ECO, Umberto (1979) Lector in fabula: la cooperación interpretativa en
el texto narrativo, Italia, Lumen.
NAVARRO, Desiderio (Selección y traducción, 1997) Intertextualité.
Francia en el origen de un término y el desarrollo de un concepto, UNEAC Casa
de las Américas. Embajada de Francia en Cuba, La Habana.
KRISTEVA, Julia. Bajtín, la palabra, el diálogo y la novela, pp.1-6.
*El texto pertenece
a la presentación del libro “Historias de proezas y derrotas” del escritor
Angel Balzarino
En busca de… Ángel Balzarino, escritor
LA PALABRA 25/02/2017 Raúl Vigini
Relatos con historia A fines del
2016 el escritor local Balzarino presentó en sociedad el libro de cuentos
“Historias de proezas y derrotas” que tiene como protagonistas a personajes
históricos. Textos literarios que pertenecían a diferentes momentos
escriturarios, y que fueron seleccionados con un criterio significativo que el
lector descubrirá a través de sus páginas. Fue editado por Ediciones “Al
Margen”, de La Plata, y presentado en la Biblioteca Sarmiento contando con la
presencia de su director, el señor Raúl Ordenavía. También se proyectó un video
“El escritor de la Florida” que muestra diversos aspectos de la vida de
Balzarino, con una de sus autoras presentes, la Licenciada en Comunicación
Social Macarena Manavella, quien condujo el acto. Nuevo título, nueva sumatoria
literaria, otra bienvenida a la literatura rafaelina que sigue creciendo.
1 / 2 - archivo La Opinión -
Presentación: Ana María Colombo y Angel Balzarino en la Biblioteca Sarmiento
LP - ¿Cuándo surge su primer cuento basado en un personaje histórico,
qué lo motivó, y cómo fue el proceso de escritura frente a esa
decisión?
A.B. - El primer cuento basado en un personaje histórico surgió al
conocer lo ocurrido durante la visita del general Juan Lavalle al campamento de
Juan Manuel de Rosas con la finalidad de llegar a un acuerdo de paz. Dado que
Rosas no se encontraba en la Estancia El Pino, Lavalle -que estaba allí solo,
ya que había amenazado con fusilar a sus propios soldados si pretendían
acompañarlo, como realmente deseaban hacerlo en vista al enorme peligro que
significaba presentarse en un sitio plagado de enemigos- pidió que le
facilitaran un cuarto para dormir, pues se encontraba muy cansado y tenía el
sueño ligero. Por la mañana, al enterarse de la inesperada visita de Lavalle,
Rosas encomendó a un soldado que fuera a despertarlo y le diera la bienvenida
con un mate. Este dato, bastante común, me llamó mucho la atención y consideré
en seguida que resultaba ideal para cerrar un cuento. Pero no lo escribí en
aquel momento, ni en el curso de varios años, aunque el proyecto persistió en
forma inalterable, como un imperioso compromiso que, tarde o temprano, tendría
que cumplir. Eso sucedió, finalmente, cuando la revista literaria Bibliograma,
de Buenos Aires -a la cual estaba suscripto y recibía mensualmente-, organizó
un certamen de cuentos destinado a temas argentinos. Entonces comprendí que
había llegado el momento de escribir el cuento que me perseguía desde hacía
tanto tiempo. Para ello necesité investigar sobre la vida de Lavalle y todo lo
que había precedido al instante en que fue despertado con un mate. Además, el
hecho de faltar menos de dos meses para finalizar la recepción de los trabajos,
me impuso un ritmo de trabajo muy activo y sin margen para perder tiempo. Creo
que la pasión y el entusiasmo que me generó la historia y el desafío de plasmar
un relato lo más digno posible lograron superar todas las dificultades y me permitieron
escribir “La visita del general”. Obtuvo un premio y fue incluido en el libro
Cuentos del Concurso Gaspar L. Benavento, publicado en 1977. Muy gratificado
por tal resultado me sentí incentivado y con mayor seguridad para bucear en los
intersticios de la historia con el propósito de recrear literariamente hechos y
personajes. Pude elaborar numerosos relatos con tan abundante material y así,
en el curso de los años, publiqué varios libros integrados por cuentos que
mantenían la unidad y coherencia que deseaba conseguir cada vez que armaba un
libro de cuentos. El nuevo libro está conformado con textos históricos, como
ocurrió con otros tres anteriores: La visita del general (1981), La casa
y el exilio (1994) y Hombres y hazañas (1996).
LP - ¿Los personajes históricos lo eligieron a usted o usted fue en
busca de ellos?
A.B. - No podría definirlo claramente, pero del cúmulo de lecturas
relacionadas con temas históricos no logro imaginar o decidir la creación de un
cuento hasta encontrar o descubrir algún dato relevante -que podría ser un
hecho, un gesto o una simple palabra- que me atraiga y pueda generar todo lo
necesario para plasmarlo en una historia. Creo que lo ocurrido con respecto a
“La visita del general” puede servir de ejemplo.
LP - En general, en la vida misma, ¿le inquieta la idea de cuál es o
sería el pensamiento del hombre/mujer antes de cumplir una proeza o saber que
está frente a su derrota?
A.B. - Sin duda es una idea inquietante y me parece que cualquiera de
nosotros se debate en una lucha interna al tener que realizar un acto que puede
constituir una proeza extraordinaria o significar la más cruel derrota. Creo
que el resultado dependerá de la fuerza, el coraje, la voluntad de cada uno. A
juzgar por la actitud de algunos personajes que aparecen en este libro -el
indio Catriel, el general Anacleto Medina, Santos Pérez-, el sentido de la
derrota, que en la mayoría de los casos representaba la muerte, no consiguió
abatirlos o desistir de la lucha sino, por el contrario, se mostraron más
fuertes y desafiantes.
LP - Si usted estuviera ante una situación límite, ¿cuál sería su último
pensamiento con respecto a sus “proezas y derrotas” literarias?
A.B. - Creo que el último pensamiento fluctuaría entre cierto sinsabor y
decepción y una alentadora gratificación al efectuar un balance del quehacer
literario realizado a lo largo de varias décadas. Cierto sinsabor y decepción
por no haber podido concretar en muchos cuentos todo lo que imaginaba, al no
alcanzar la perfección soñada y que casi siempre resulta inasible, por desechar
obras que no llegaban a satisfacerme, por las veces que algunos de mis trabajos
no recibían la mínima mención al presentarlos en un certamen. Estas serían
algunas de las cuestiones que tal vez se podrían incluir en el rubro de
las derrotas literarias. Por el contrario, suelo experimentar una reconfortante
gratificación cada vez que puedo construir algún relato que me parece logrado
o, al menos, me concede una leve pero necesaria cuota de conformidad, por la buena
cantidad de lectores que se interesa por mis obras y me hace llegar sus
opiniones y comentarios favorables y muy estimulantes, por ser elegido de tanto
en tanto algunos de mis textos para formar parte de antologías publicadas en
diversos países, por las veces que tengo la dicha o el privilegio de obtener
una distinción en algún concurso que, si bien es algo imponderable en
referencia al propio acto de la creación, siempre constituye un respaldo a lo
que uno está realizando y un aliciente para seguir adelante. Los momentos de
proezas y derrotas prevalecen de manera bastante nítida en casi todos los
relatos del nuevo libro. Creo que tales características no pertenecen solo a
aquellos hombres y mujeres que vivieron en una época signada por discordias, enfrentamientos,
bregas sangrientas, sino también a cualquiera de nosotros, ya que el anhelo de
llevar a cabo una proeza o ser abatido por una fuerte derrota se encuentran
latentes en los diversos avatares que nos toca protagonizar a diario. En el
plano personal, podría decir que la proeza y la derrota se encuentran muy
unidas en relación al premio provincial de narrativa Alcides Greca. El
Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia efectúa la convocatoria en
el género narrativo cada tres años. En cada oportunidad en que disponía de
alguna obra moderadamente digna, la presentaba en el certamen. El hecho de ser
el premio de mayor relevancia en la provincia constituía un poderoso atractivo.
Pero excepto en 1984 -cuando mi libro La visita del general obtuvo la primera
mención-, todas las otras participaciones fueron puras derrotas. Exactamente
treinta años después, en julio de 2014, una empleada del Ministerio me llamó
por teléfono para comunicarme que mi libro La sangre para ellos son medallas
había obtenido el premio Alcides Greca. Muy sorprendido por la inesperada
noticia y con la súbita evocación de aquella lejana mención que, íntimamente,
siempre me produjo cierto sabor amargo por no haber colmado mis expectativas en
la medida anhelada, tuve el temor de que se repitiera algo similar, por lo que,
con la necesidad de convencerme, insistí en preguntar si se trataba realmente
del primer premio. Por eso considero que tal vez la conquista de ese logro
podría encuadrarse en la categoría de una modesta proeza, sobre todo por
la energía y sin duda la infinita paciencia con que he aspirado, una y otra
vez, a obtener ese galardón, a pesar de las reiteradas derrotas. Teniendo en
cuenta semejante experiencia, suelo repetir con una dosis de saludable humor,
lo que expresó en 1958 Vladimir Nabokov, el gran escritor ruso, cuando su
novela Lolita tenía un éxito increíble y le permitía disfrutar de un justo y
merecido prestigio: “Todo esto debería haber pasado hace treinta años”.
LP - ¿Qué expectativas tiene sobre este nuevo libro y en qué está
trabajando actualmente?
A.B. - Como desde el momento en que comencé a escribir, sigo alentando
el anhelo de que mis textos tengan una amplia difusión y despierten el interés
y la atención de un buen número de lectores. Pretendo, a través de las
historias que integran el nuevo libro, seguir estableciendo una cordial,
fraterna y estimulante comunicación con ellos. En
cuanto al trabajo actual, estoy retomando el desarrollo de varios cuentos que
durante los últimos meses -por ciertos avatares de salud y por la tarea
requerida por la edición y presentación del nuevo libro- habían quedado
relegados. También quiero conferirle la mejor forma a las apretadas sinopsis
que tengo preparadas con destino a nuevos relatos.
por Raúl Vigini
*****
Diario La Opinión
Rafaela, 04 de octubre de 2016
Homenaje a Balzarino
Con la propuesta del Concejo Municipal y en el
marco de la Semana del Libro será ofrecido un homenaje al escritor local Ángel
Balzarino.
El cuerpo colegiado local, en su invitación, pone de relieve que la actividad se cumplirá dentro del Ciclo de Proyecciones "Cortos Aconcejados", oportunidad en la que se compartirá el corto sobre el creador literario titulado "El escritor de La Florida".
Además la oportunidad será propicia para que el Cuerpo Legislativo le entregue la distinción "Rafaelino Distinguido".
La ceremonia fue programada para el próximo jueves, 6 de octubre, a las 18 en el Complejo Cultural del Viejo Mercado, Biblioteca Municipal Lermo Rafael Balbi - Sarmiento 544-.
El cuerpo colegiado local, en su invitación, pone de relieve que la actividad se cumplirá dentro del Ciclo de Proyecciones "Cortos Aconcejados", oportunidad en la que se compartirá el corto sobre el creador literario titulado "El escritor de La Florida".
Además la oportunidad será propicia para que el Cuerpo Legislativo le entregue la distinción "Rafaelino Distinguido".
La ceremonia fue programada para el próximo jueves, 6 de octubre, a las 18 en el Complejo Cultural del Viejo Mercado, Biblioteca Municipal Lermo Rafael Balbi - Sarmiento 544-.
Noticias desde el sur
Caleidoscopio: Ángel Balzarino, ciudadano distinguido
Homenaje a Balzarino. Hoy el Concejo Municipal de Rafaela proclamará como “rafaelino distinguido” al escritor Ángel Balzarino, en un acto que
tendrá lugar esta tarde en la biblioteca municipal “Lermo Rafael Balbi” ubicada en la cabecera del departamento
Castellanos.
Asimismo, se proyectará el corto “El escritor de La Florida”, que realizaran alumnos de la Universidad de
Ciencias Empresariales y Sociales, en el que pasan revista a la vida y la obra
del autor de “Timbre a la
hora de almorzar”, quien en el
año 2014 recibiera el premio Alcides Greca otorgado por el Ministerio de
Innovación y Cultura de la provincia.
Los amigos de Ángel nos sentimos reconfortados y complacidos por esta
distinción que reconoce los méritos de este persistente y sagaz autor de
ficciones, quien siempre tiene algo para decir, distinto y original en términos
literarios, enriqueciendo libro a libro la escritura de la región.
Diario CastellanosRafaela, 07 de octubre de 2016
EN VIDA, COMO
DEBE SER
Una merecida muestra de afecto y sincera admiración
Balzarino, uno de los más prolíferos
autores literarios que ha tenido nuestra ciudad, fue homenajeado en la
tardecita de ayer en el Viejo Mercado. En la antesala de la sesión del Concejo
se proyectó un cortometraje realizado por alumnos de UCES que repasa su
biografía y se lo nombró "Ciudadano honorífico". El escritor no pudo
contener la emoción y agradeció los gestos.
El escritor Ángel Balzarino fue homenajeado por el Concejo.
(Ezequiel Barberis). En la Biblioteca "Lermo Balbi", encallada
en el Complejo Cultural del Viejo Mercado, todos oyen en silencio y con
atención. Segundos después, lágrimas de emoción empiezan brotar y ruedan por
las mejillas de las decenas de personas, cuyas manos se enrojecen a causa de
los repetidos y extensos aplausos de pie. Ángel Balzarino acaba de finalizar su
discurso, y el homenaje a su persona llega a su fin. Merecidísimo.
Todo comenzó con la proyección de un material audiovisual realizado por alumnos de la Licenciatura en Comunicación Social de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales de nuestra ciudad, quienes hace un par de años tomaron al legendario escritor rafaelino como objeto de estudio para su Trabajo Final de Tesis.
Todo comenzó con la proyección de un material audiovisual realizado por alumnos de la Licenciatura en Comunicación Social de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales de nuestra ciudad, quienes hace un par de años tomaron al legendario escritor rafaelino como objeto de estudio para su Trabajo Final de Tesis.
El cortometraje repasa la vida y obra del "Ángel de la
Florida", desde su nacimiento en Villa Trinidad en 1943, su llegada a esta
localidad, sus inicios en el mundo de la literatura y sus innumerables premios
y reconocimientos recogidos a lo largo de su trayectoria. Trayectoria que lo
encuentra en la actualidad todavía creando, como no pudiera ser de otra
manera y respondiendo a esa necesidad casi innata que lo moviliza desde hace
décadas, aún sin moverse de su silla de ruedas.
Luego de la breve película sus autores, Macarena Manavella y Martín Oggero, se dirigieron al público y reconocieron su satisfacción al observar que el trabajo que tanto esfuerzo les demandó, hoy es un ladrillo más en la pared del reconocimiento a Balzarino, a quien además le admitieron su más sincera admiración. "Ángel es un ejemplo de que amar lo que se hace es lo más reconfortante que existe en la vida, y que no existen barreras para conseguir lo que se sueña", fue la frase vertida por Macarena que le valió un cerrado aplauso y que sirvió como resumen de la significancia que tiene el escritor incluso para las nuevas generaciones.
Dicho esto, se procedió a leer el Proyecto de Resolución a través del cual el Concejo local nombra a Balzarino como "Ciudadano Honorífico", nada menos que de Rafaela, su amada ciudad. La tan afamada Florida.
A su alocución no podía
faltarle su sello característico. Con pasajes que rozaron el humor negro, como
sucede en gran parte de sus cuentos, Balzarino agradeció que estos homenajes
rompan con la monótona tradición de ser póstumos, y se mostró feliz de poder
disfrutarlo estando rodeado de sus afectos y amigos.Luego de la breve película sus autores, Macarena Manavella y Martín Oggero, se dirigieron al público y reconocieron su satisfacción al observar que el trabajo que tanto esfuerzo les demandó, hoy es un ladrillo más en la pared del reconocimiento a Balzarino, a quien además le admitieron su más sincera admiración. "Ángel es un ejemplo de que amar lo que se hace es lo más reconfortante que existe en la vida, y que no existen barreras para conseguir lo que se sueña", fue la frase vertida por Macarena que le valió un cerrado aplauso y que sirvió como resumen de la significancia que tiene el escritor incluso para las nuevas generaciones.
Dicho esto, se procedió a leer el Proyecto de Resolución a través del cual el Concejo local nombra a Balzarino como "Ciudadano Honorífico", nada menos que de Rafaela, su amada ciudad. La tan afamada Florida.
Ángel es nuestro, rafaelino por adopción y más que muchos. Y pocas actividades tienen tantos justificativos bien fundamentados como la de ayer. Que se repita…
Diario La Opinión
Rafaela, 07 de octubre de 2016
Ángel Balzarino ya es un "rafaelino distinguido"
EMOTIVO ACTO EN LA BIBLIOTECA MUNICIPAL
Decenas,
cientos de libros lo rodearon cuando recibió el título de "Rafaelino
Distinguido". Esos, que le enseñaron a Angel Balzarino la pasión que lo
movilizaría a contar lo más profundo de nosotros. Y decenas de personas, que
abarrotaron la Biblioteca Municipal "Lermo Rafael Balbi" para
presenciar este acto hacia aquel que naciera en Villa Trinidad (pero que esta
ciudad lo adoptara como propio, al punto de él mismo reconocerla como su lugar
en el mundo).
Ayer, el Concejo Municipal de nuestra ciudad le entregó la resolución Nº 2147 por la cual se lo distinguió y se convirtió en el tercer rafaelino en ser nombrado de esta forma, sumándose a Leonelo Bellezze y a Roberto Grazioli.
El Cuerpo Legislativo organizó (en el marco del ciclo "Cortos Aconsejados") la proyección del cortometraje "El escritor de La Florida". Con él, Macarena Manavella y Martín Oggero, sus autores, obtuvieron el grado de Licenciatura en Comunicación Social de la UCES en 2014.
Durante el video, se pudo escuchar las voces de Vicente Dómina, Margarita Oliva y Virginia Tessio, quienes plasmaron su visión sobre el escritor.
"Quería aprender el secreto de las oraciones", planteó el dueño de la Librería el Saber. El propio Balzarino contaba cómo recién en 1968, con 25 años, el escritor autodidacta envió una vez un cuento a un concurso, obteniendo el tan deseado premio. También reconoció que tomó consejos y opiniones de Mario Vecchioli. Autodidacta y lector voraz (leía dos o tres libros por día mientras era Secretario del Obispado), fue incrementando su capacidad. "Sigo leyendo autores como Juan Carlos Onetti, Jorge Luis Borges o Julio Cortazar", reconoció.
En 1971 fundó, junto a otros, Escritores Rafaelinos Agrupados (ERA), entidad de la cual fue el primer presidente, cargo en el que se mantuvo por 28 años. Hoy lo es, pero de forma honoraria.
Balzarino marcó si bien hizo tres novelas cortas, su eje en el cuento: "es muy difícil y atractivo. No admite equivocaciones, tiene que ser lo mejor posible", indica.
Virginia Tessio indicó que la mayoría de sus cuentos se desarrollan en La Florida, que es una metáfora de Rafaela (era uno de los potenciales nombres que tenía esta ciudad). "Los personajes son complicados psicológicamente, porque es un profundo conocedor del alma humana. Tiene humor negro e ironía", dijo la periodista. Oliva insistió en lo mismo: "sus cuentos hablan de los laberintos del alma humana".
Su capacidad rompió las fronteras invisibles que se marcan al estar en el interior del interior. Y logró reconocimientos no sólo locales, sino también provinciales, nacionales e internacionales.
La proyección se cerró con aplausos, que se reiteraron para los creadores del corto. Silvio Bonafede, Natalia Enrico y Evangelina Garrappa hicieron uso de la palabra para destacar la figura del escritor.
Balzarino, visiblemente emocionado, hizo uso de su característico humor: "estoy contento de estar, porque siempre el destinatario de los homenajes no se encontraba. Simplemente, gracias".
Jerónimo Rubino, secretario de Educación del Municipio lo describió como "nuestro Roberto Arlt". Una comparación exquisita.
Ayer, el Concejo Municipal de nuestra ciudad le entregó la resolución Nº 2147 por la cual se lo distinguió y se convirtió en el tercer rafaelino en ser nombrado de esta forma, sumándose a Leonelo Bellezze y a Roberto Grazioli.
El Cuerpo Legislativo organizó (en el marco del ciclo "Cortos Aconsejados") la proyección del cortometraje "El escritor de La Florida". Con él, Macarena Manavella y Martín Oggero, sus autores, obtuvieron el grado de Licenciatura en Comunicación Social de la UCES en 2014.
Durante el video, se pudo escuchar las voces de Vicente Dómina, Margarita Oliva y Virginia Tessio, quienes plasmaron su visión sobre el escritor.
"Quería aprender el secreto de las oraciones", planteó el dueño de la Librería el Saber. El propio Balzarino contaba cómo recién en 1968, con 25 años, el escritor autodidacta envió una vez un cuento a un concurso, obteniendo el tan deseado premio. También reconoció que tomó consejos y opiniones de Mario Vecchioli. Autodidacta y lector voraz (leía dos o tres libros por día mientras era Secretario del Obispado), fue incrementando su capacidad. "Sigo leyendo autores como Juan Carlos Onetti, Jorge Luis Borges o Julio Cortazar", reconoció.
En 1971 fundó, junto a otros, Escritores Rafaelinos Agrupados (ERA), entidad de la cual fue el primer presidente, cargo en el que se mantuvo por 28 años. Hoy lo es, pero de forma honoraria.
Balzarino marcó si bien hizo tres novelas cortas, su eje en el cuento: "es muy difícil y atractivo. No admite equivocaciones, tiene que ser lo mejor posible", indica.
Virginia Tessio indicó que la mayoría de sus cuentos se desarrollan en La Florida, que es una metáfora de Rafaela (era uno de los potenciales nombres que tenía esta ciudad). "Los personajes son complicados psicológicamente, porque es un profundo conocedor del alma humana. Tiene humor negro e ironía", dijo la periodista. Oliva insistió en lo mismo: "sus cuentos hablan de los laberintos del alma humana".
Su capacidad rompió las fronteras invisibles que se marcan al estar en el interior del interior. Y logró reconocimientos no sólo locales, sino también provinciales, nacionales e internacionales.
La proyección se cerró con aplausos, que se reiteraron para los creadores del corto. Silvio Bonafede, Natalia Enrico y Evangelina Garrappa hicieron uso de la palabra para destacar la figura del escritor.
Balzarino, visiblemente emocionado, hizo uso de su característico humor: "estoy contento de estar, porque siempre el destinatario de los homenajes no se encontraba. Simplemente, gracias".
Jerónimo Rubino, secretario de Educación del Municipio lo describió como "nuestro Roberto Arlt". Una comparación exquisita.
Para expresar mi agradecimiento por tal distinción,
expresé lo siguiente:
La obra literaria que
vengo construyendo desde hace más de cincuenta años tiene, de manera
predominante, como escenario a Rafaela. Una ciudad a la que llegué, junto a mi
familia, en 1956. Una ciudad que aprendí a amar cada vez más hasta sentirla y
considerarla como propia.
Una
ciudad que tuvo su origen con la llegada de las primeras once personas, provenientes
de Franck y San Jerónimo Norte y otros puntos alejados de la provincia, impulsadas
tanto por el ánimo y la esperanza de alcanzar un mejor modo de vida como por el
encandilamiento y confianza que les despertaba el formador de la colonia al
destacar las prodigiosas virtudes de las
hectáreas de tierra que ofrecía en venta.
Evoqué aquel hecho en una novela y, en la recreación literaria, llegué a
consignar que el formador de la colonia había descendido de su caballo y
presuroso comenzó a hurgar el suelo con las manos hasta extraer un puñado de
tierra negra y húmeda mientras tronaba su voz orgullosa, miren, en ninguna
parte encontrarán una tierra como ésta, virgen y fértil, a la espera de gente
dispuesta a trabajar y sacarle los mejores frutos. Tal presunción quedó
confirmada a medida que el territorio desértico se transformaba en una población
y luego, desde el 26 de enero de 1913,
la identificación de una ciudad cada vez más pujante, moderna, progresista, con
excelentes niveles en las más variadas disciplinas.
Aunque reemplacé su
nombre por el de La Florida -ya que encontré en un documento tal posible
denominación para designar a este lugar-, he procurado reflejar la lucha, los
sueños, las frustraciones, las alegrías y los sinsabores de los hombres y
mujeres que habían elegido radicarse y vivir aquí.
Siempre traté -y tengo
el firme propósito de continuar haciéndolo mientras tenga fuerza y capacidad-
de plasmar en cada historia los problemas derivados del corazón humano en
conflicto consigo mismo que, según la óptica del escritor William Faulkner,
“son los únicos de donde puede surgir una buena literatura, por ser de ellos de
los únicos que vale la pena escribir, con todas las angustias y sudores que el
abordarlos supone”.
Una de las
características de los homenajes es la sorpresa, ya que ocurre sin que uno lo
espere ni trate de obtenerlo. La otra característica es que suelen llevarse a
cabo de manera póstuma.
Debido a eso, hace algunos años, cuando la señora directora
del Centro de Acción Familiar número 30 “Dr. Eduardo D’Agostino” me informó que
la Biblioteca Comunitaria que iban a inaugurar llevaría mi nombre, además de expresarle
mi perplejidad, sólo atiné a preguntarle si quienes habían tomado esa decisión
sabían que yo aún estaba vivo.
Sin duda aquella
pregunta ya no correspondería efectuarla ahora, porque la actitud de los
señores Concejales y de todos los que han promovido la iniciativa de este
homenaje representa, a través de este acto fraternal y afectuoso, el cambio de
un hábito arraigado durante mucho tiempo en el que el destinatario de la
distinción o recompensa siempre se encontraba ausente.
Por ello, me alegra
muchísimo poder estar aquí para manifestarles personalmente mi profunda
gratitud a los promotores de este reconocimiento y a todos los presentes que
generosamente y con mucho cariño han querido compartir estos momentos conmigo.
Sinceramente, muchísimas
gracias.
Fotografías tomadas durante el acto
*****
Con
motivo de llegar este blog a las 13.000 visitas, quiero expresar la más viva y
sincera gratitud a todos los lectores por el interés demostrado por mis
trabajos y el desarrollo de mi actividad literaria. Retribuyo con un gran
abrazo tan cálida y afectuosa compañía.
*****
Al
cumplirse un nuevo aniversario del Día del Veterano y de los Caídos en la
Guerra de Malvinas, el 2 de abril de 2016, a las 10:00, en la Escuela Malvinas
Argentinas, se llevó a cabo un acto organizado por la Municipalidad de Rafaela
y el Centro y Museo de Soldados Ex Combatientes de Malvinas de Rafaela y el
Departamento Castellanos.
En
tal oportunidad se hizo entrega a los presentes de ejemplares de mi cuento EL
POZO, el cual fue publicado por la Secretaría de Educación de la Municipalidad
de Rafaela con motivo de la conmemoración del Día del veterano y de los caídos
en la guerra de Malvinas.
A pesar del cansancio, siguió
hundiendo la pala con el mismo ritmo.
Lento. Mecánicamente. Como lo había hecho por primera vez, dos días
atrás, cuando se produjo la denigrante y jamás pensada rendición de las filas
patriotas y entonces los otros, los enemigos que habían soñado y jurado
destruir con mayor rapidez y facilidad que aplastar una mosca, se revelaron
imponentes y soberbios, dispuestos a emplear un despótico rigor sobre los
prisioneros como él. Sí. El peor trabajo. El que nunca imaginé ni hubiera elegido. Sin alternativa para sublevarse. Como tampoco pudo hacerlo aquella tarde
cuando llegó a la casa la nota escueta, rotunda, extremadamente fría, que lo
urgía a presentarse en el Regimiento del Ejército. Aunque la perspectiva de participar en un
conflicto bélico lo sacudió con violencia, procuró mantener la calma para
desvanecer el temor que se había apoderado de sus padres y, sobre todo, de
Julieta, incapaces de aceptar la idea de tan súbita separación. Será por unos días. Todo se arreglará muy pronto. No logró esgrimir otro argumento, tanto por
la necesidad de aferrarse a esa
esperanza, bastante débil y nebulosa,
como por impulso de la fuerza y seguridad que pretendía transmitir a
través de cada palabra el teniente
Bertoldi. La patria está en peligro. Debemos defenderla. Sin miedo ni
vacilación. Hasta destruir completamente al enemigo. Probarle nuestra capacidad
de lucha. No llegó a sentirse contagiado por semejante fervor, como tampoco la
mayoría de los muchacho que ascendieron con él al avión para marchar al frente
de batalla en la remota zona austral; más bien el miedo, cierta desorientación
y hasta un aire de velada impotencia los
embargó cuando padres, hermanos, novias, agitaron los brazos en señal de un
saludo que no hacía presentir una separación breve ni pasajera. Parece la
despedida final. Como si ya nunca volveremos a vernos. Después, sobrellevando con extrema dificultad
el azote del frío, sin llegar a saciar el hambre con la comida escasa y
desabrida, debieron superar cualquier gesto de flaqueza y, por
imperio de frías disposiciones, armarse de vigor y resolución para cumplir el
deber ineludible de echar de las islas a los aviesos invasores. No. No será tan fácil ni terminará tan
rápido. La certidumbre creció con la
voracidad un cáncer en el curso de los días, atenuando el optimismo que mandos
superiores pretendían insuflar sobre un pronta victoria. La caída de incontables
compañeros acentuó el progresivo pánico
ante el poder destructivo de las fuerzas enemigas. Para no caer en el desánimo
o tener tal vez bruscos ataques de locura, procuraba evocar sitios familiares,
rostros queridos, en una febril tentativa por recuperar todo aquello que había
integrado su mundo y ya consideraba remoto, casi perdido. Julieta.
La soledad parecía tornarse más aguda cada vez que la recordaba,
golpeado por el hecho desgarrador de no poder tenerla entre los brazos,
acariciarla, besarla. Hundió la pala en
la tierra. Una y otra vez. Ahora impetuoso. Frenético.
No por el deseo de acabar cuanto antes el pozo, sino como una forma de
apartar el asedio de recuerdos perturbadores o, más bien, para descargar la
dosis de rabia, terror, desesperanza.
Vanamente. Lo supo con desoladora
claridad. Porque ya resultaba demasiado
tarde para evadirse de esa especie de trampa.
Sin alternativa de elección y obligado a cumplir una disciplina
estricta, se había visto precipitado a intervenir, sin preparación y escaso
armamento y arrebatado de miedo, en una pugna que de antemano parecía destinada
al fracaso. Como si se tratara de una broma macabra y nosotros fuéramos simples
muñecos de trapo convertidos en el blanco del ataque de ellos. Desesperado por ser parte de un rebaño que,
obediente y sin capacidad para armar una sólida defensa, se afanaba por
sobrevivir en desigual puja. Por eso no
le sorprendió la rendición. Cayendo
prisionero, se vio sometido a reglas que los otros, enseñoreados por el triunfo,
se encargaron de hacer cumplir con recia determinación. Sin piedad.
Soberbios. Y así le había tocado
apuntalar edificios deteriorados por los bombardeos, limpiar los escombros que
cubrían los caminos, excavar la tierra para sepultar a los muertos. El peor
trabajo. El que jamás hubiera querido
hacer. Sobre todo por tratarse de los
amigos con quienes había compartido la
lucha, el temor, la desolación. Al fin, exhausto, advirtió que el pozo tenía
el tamaño de tantos otros. Corno lo exigían sus captores. Entonces el grito le hizo volver la cabeza.
Notó la firme actitud del soldado que lo vigilaba. Sí. Este es para mí. Lo
comprendió súbitamente. Mientras el
fusil vomitaba fuego.
· Este cuento integra el libro “Hombres y hazañas”, el cual obtuvo en 1995 el Primer Premio del Fondo Editorial de la Municipalidad de Rafaela.
¿Te
sorprende verme aquí? Sin duda debo ser
la última persona que esperabas. Después de seis o siete años. Aunque nos
encaminamos por rumbos distintos, yo nunca pude desligarme de vos, apartarte de
mis pensamientos, lograr que ingresaras para siempre en el pasado. No.
Permanentemente estabas frente a mí. Al acecho. Con la sensación de caer
apresada entre tus brazos. Impidiendo que me moviera con libertad, sin miedo.
Ahora estoy aquí, no para cuidarte toda la noche, como le hice creer a la
enfermera, sino para concretar el acto con que procuraré relegarte para
siempre de mi vida. Si. No abrigo otro propósito.
Extirparte como una espina molesta y cruel. Porque no llegaste a ser otra cosa
para mí. Desde que comenzaste a vivir con nosotras. Más que por amor, mi madre
te buscó para apartar la soledad y tener
una ayuda para afrontar los gastos de la casa. No consiguió nada de eso. Sólo
pretendiste imponer tu voluntad.
Autoritario. Reaccionando de manera intempestiva cuando no era satisfecho alguno de tus caprichos. Nos hundimos cada vez más en un
clima de violencia y malhumor. Sobre todo después de aquella noche en que mi
madre llegó muy tarde del trabajo y no pudo preparar la cena. Por primera vez
la golpeaste, mientras le gritabas que
era una inútil y le ibas a enseñar cómo debía tratarte. Fue el preludio de lo
que habría de ocurrir pocos días después. Cuando el brillo de codicia que varias veces había notado en tu mirada se
hizo ya demasiado evidente. Alentado sin
duda por varios vasos de vino y por la
ausencia de mi madre, quisiste saciar de pronto el deseo acumulado día tras
día. Abruptamente. Pese a tener un
cuerpo bastante desarrollado para mis
doce años, no tuve fuerzas para contener la violenta arremetida: primero las
bofetadas para ahogar cualquier grito y después tus manos desgarrando la ropa y
por último los imperiosos empujones hasta desplomarme sobre la cama. Tal vez
fueron apenas algunos minutos, debido a tu impaciencia y avidez, pero yo creí
estar años enteros allí, petrificada, casi sin atreverme a respirar,
inmovilizada por el
peso implacable de tu cuerpo. Cuando al fin terminaron tus
descontrolados movimientos, proferiste la amenaza demoledora, si contás algo de
esto, te mato. ¿Te acordás? Aunque el ataque te dejó paralizado y ahora podés
respirar gracias a una maraña de tubos y cables, tal vez guardes el recuerdo de
aquel hecho. En mi caso, estoy segura de que nada podrá borrármelo. Grabado a
fuego. Para siempre. Y sirvió para dejar establecido entre nosotros una especie
de acuerdo. Secreto. Inviolable. Por obra de tu drástico aviso y por el miedo que me impedía revelar
lo ocurrido y pedir ayuda. Menos a mi madre. Cada vez más débil, vencida por
tantas horas de trabajo, sin demostrar ya demasiado interés por lo que pasaba a
su alrededor. Y aprovechaste esa situación. Despótico. Triunfador. Casi todas
las noches, cuando el vino y el deseo te enardecían la sangre, penetrabas en mi
cuarto. Sigilosamente. Cumpliendo un rito cada vez más rutinario. Meses y meses
recibí aterrada tu visita, y sentí las manos ásperas lastimándome la piel, y
debí morderme los labios para no estallar en gritos histéricos. La muerte de mi
madre marcó el final de eso. Al menos me alejó de vos. Encontré un amparo salvador en mi tía Rosario
y creí que todo empezaría a ser distinto. Más fácil y agradable, sin presiones.
No. Tu sombra siguió rondándome y no pude sepultar los vestigios del pasado. Te
impusiste. Poderoso. Sin darme un momento de paz. Obsesionado por mantener mi
cuerpo oculto, celosamente cubierto, a resguardo de cualquier mirada, como
si mostrarlo significara no sólo una
forma de pecado o abominación sino, peor aún, reavivara los instantes que me
tenías entre los brazos como simple objeto de placer. Todo eso se agravó al conocer a Federico.
Compartir horas de estudios estableció
entre nosotros una corriente de amistad y afecto. Me aferré a él.
Ansiosa. Pero cuando el impulso, la necesidad o el deseo nos unieron por
primera vez en un abrazo, se produjo la ruptura. Desaparecieron rápidamente la
placidez y el goce al sentir las manos ávidas recorriendo mi cuerpo. Creí que
eras vos. Otra vez. Afanoso por someterme. Lo aparté. Violentamente. Después,
trastornada por el dolor y la impotencia, me
encerré en mi cuarto. No sé cuánto tiempo permanecí allí, aislada, no
tanto en lucha por apartar escenas
hirientes o tratar de hundirme en una zona cálida y sin peligro, sino
concentrada en vos. Únicamente. Con todas mis fuerzas. Comprobando poco a poco
que la repulsa, el odio, la indignación
acumulados a lo largo de casi ocho años desembocaban en un solo punto: el deseo
de vengarme. Nada más claro y definitivo. Sí. Apartarte de mi camino para poder
seguir viviendo sin sobresaltos. Supe cómo lograrlo cuando me dijeron que
estabas internado por un derrame cerebral. Y aquí estoy. Decidida a probar que
ya no me causarás miedo, ni podrás provocarme ningún daño, ni poblarás mis
noches con tu figura acechante. De una sola manera: quitándome el escudo con el
que siempre intenté resguardarme de tus ataques: la ropa. Ante tus ojos, que es
lo único que ahora revela un hálito de vida. Para que me veas a plena luz. Sin
sentirme agobiada por la vergüenza. Hacerlo así, lentamente. Primero, la blusa.
Tentarte con la visión de los pechos que
tus manos jamás volverán a tocar. Quisiera saber qué sentimientos
refleja tu mirada. Tan fija y penetrante. Tal vez persiste algún resabio del
deseo enloquecedor de otros tiempos. Regocijarte con mis piernas al quitarme la
pollera. Pero sin duda lo mejor será quitar el baluarte que vanamente pretendía
conservar durante aquellas noches que
llegabas a mi cama. Fácilmente lo quitabas y, sin defensa, podías gozar
victorioso. Ahora puedo sacarme la bombacha por propia voluntad. ¿Ves?
Tranquila. Ante tus ojos quietos y desencajados. El desafío que me permitirá
romper para siempre todo vínculo con vos. Y el alivio que va invadiéndome ahora
sin duda anticipa el placer que podré disfrutar junto a otro cuerpo.
Libremente. Por primera vez.